miércoles, 30 de diciembre de 2015
sábado, 26 de diciembre de 2015
viernes, 25 de diciembre de 2015
jueves, 17 de diciembre de 2015
7 frases que deberíamos decir a nuestros alumnos cada día

“Sé que sabrás hacerlo”
Algunas palabras tienen el poder de reconfortar y hacernos sentir capaces de cualquier cosa. Fortalecen nuestra confianza y nos animan a emprender proyectos nuevos. Este tipo de expresiones son importantísimas durante la infancia y la adolescencia, que es el momento en que se está forjando la personalidad. Necesitaréis haceros con un buen repertorio para la escuela: “Creo en ti”, “no dudo que lo conseguirás”, “lo vas a lograr”.
“¿Por qué no pruebas?”

Tomad nota de las siguientes expresiones, os serán útiles para retar a vuestros estudiantes: “¿Te atreves a probar?”, “¿y si lo intentamos juntos?”, “¿te animas a hacerlo?”
“Me encanta cómo eres, me encanta cómo haces esto”
Una parte importante en la construcción de la autoestima es la interacción con otras personas. Con el inicio de la escuela infantil, nuestros pequeños alumnos empiezan a relacionarse con otros niños de su edad y es bonito (y necesario) recordarles que cada uno de ellos es único y especial. ¡En la diferencia está el valor!
“¿Y si tratas de verlo de otra forma?”

Creo que esta es una buena frase (en todas sus variantes) para que los alumnos se pongan en el lugar de otra persona y así conducirlos hacia un pensamiento más positivo y empático: “¿Crees que tu compañero Marcos pensaría igual?”, “¿mañana volverías a pensar lo mismo?”
“¡Cuánto te has esforzado!”
Todos necesitamos sentir que nuestros esfuerzos son reconocidos y no solo los logros que alcanzamos. Así es como la motivación recae en el camino y no únicamente en la meta final. Por eso, cuando destacamos con palabras bonitas la dedicación que nuestros alumnos han puesto en una tarea, fortalecemos esos comportamientos y actitudes positivas.
¿Queréis saber algunas expresiones que podéis emplear? “Te implicaste mucho en el trabajo de grupo”, “has trabajado duro en ello”,“puedes estar orgulloso, ¡cómo te has esforzado!”, etcétera
Sé que te sientes…”
Los niños necesitan aprender vocabulario emocional para entender lo que están sintiendo y poner voz a sus emociones. Solo así logran identificar sus sentimientos y compartirlos con nosotros. Desde la escuela, podemos acompañar esas emociones, es decir, podemos pronunciar en voz alta cómo creemos que se sienten para ayudarles: “Veo que estás muy feliz”, “veo que eso no te ha gustado”, “me parece que estás enfadado.”
“Me importa tu opinión, ¿qué piensas sobre esto?”
Cuando damos valor a las opiniones de nuestros estudiantes, estos se sienten reconfortados y satisfechos. Advierte en que sus pensamientos son importantes y que cada uno de nosotros tiene su propia forma de pensar. Esto se traduce en unos beneficios inmediatos en la convivencia en las aulas: nuestros alumnos se muestran más receptivos y tolerantes y receptivos, y se promueve el diálogo entre ellos.
Os animo a repetir a menudo las frases que os he compartido. Aunque simples, dichas de forma consciente y en el momento adecuado; consiguen generar actitudes muy positivas en nuestras aulas y sacan a relucir lo mejor que tenemos las personas, esas cualidades humanas únicas que nos hacen especiales.
Tomado de la página de: http://www.educaciontrespuntocero.com/slider/7-frases-que-deberiamos-decir-a-nuestros-alumnos-cada-dia/31238.html
martes, 15 de diciembre de 2015
lunes, 14 de diciembre de 2015
¡No más asignaturas, exámenes ni horarios! Red de colegios revoluciona educación tradicional
¡Al diablo las asignaturas, horarios, tareas, exámenes! Esta vez no fueron los alumnos los rebeldes, cansados de clases aburridas, si no un grupo de colegios españoles que quiso nadar contra la corriente en el mar educacional. No se trata de una protesta, ni de una paralización. Esta revolución en las salas de clases la hicieron para acabar con la desmotivación de sus alumnos y mejorar la calidad de la educación.
En la Fundación Jesuitas Educación (FJE) de Cataluña, veían a diario la desmotivación de los niños al asistir a clases y su desconexión con la escuela. La culpa no era de ellos, los dedos apuntaron de inmediato al sistema educativo, que desde larga data no ha logrado evolucionar a la par con los tiempos y mientras tanto llevamos décadas enseñando como se hacía a principios del siglo XX, pese a tener alumnos radicalmente diferentes. Por eso este grupo de españoles que administran ocho colegios con más de 13.000 alumnos, tomaron las riendas del asunto e implementaron un nuevo modelotransformando por completo las aulas.
"Existe un problema de modelo que podemos resumir en fracaso escolar, ya que un porcentaje alto de los alumnos de nuestro país no está adquiriendo los conocimientos básicos, y un fracaso vital, porquelos alumnos no está adquiriendo las habilidades y competencias necesarias para desenvolverse en el mundo que les ha tocado vivir", nos cuenta Xavier Aragay, director general de FJE de Cataluña.
Nuevo sistema: ¡Adiós ramos, hola proyectos!
Este nuevo modelo llamado Horizonte 2020, que se ha comenzado a aplicar en tres colegios en los cursos de 3 y 4 años y en quinto nivel de Primaria y primero de Secundaria (10 a 12 años), ha transformado las salas de clases en grandes lugares para el trabajo en equipo.
Según informan en ABC.es, derribaron paredes para hace espacios más amplios y llenos de sofás, luz, colores y mesas dispuestas para la reunión y nuevas tecnologías. Tampoco existe lenguaje, biología, matemáticas, como asignaturas aisladas, en estos colegios se combinan en proyectos que los alumnos deben desarrollar a lo largo del día. Un proyecto sobre pueblos indígenas, por ejemplo, permite aprender historia, geografía, filosofía, religión y arte al mismo tiempo.
"Aprenden mucho mejor si ven que lo que aprenden tiene una aplicación práctica", asegura Xavier Aragay. Y cuando necesitan aprender conocimientos previos para utilizar en el proyecto, pueden acudir a las unidades didácticas.
La rutina diaria comienza con 20 minutos de introspección para plantearse los desafíos del día y termina con otros 20 minutos donde se reflexiona si han logrado los objetivos propuestos. Cada grupo de 60 alumnos, es acompañado durante todo el día por tres profesores, que tutorizan los proyectos en los que trabajan. No existen los horarios, los alumnos salen a recreo cuando están cansados.
A fin de cuentas, la idea principal de este radical modelo es formar integralmente a los niños y jóvenes. "Educar no es sólo transmitir conocimientos", señala el director general adjunto de la FJE, Josep Menéndez.
"Hemos transformado la educación para que el alumno sea el protagonista, para que haya verdadero trabajo en equipo y los estudiantes descubran cuál es su proyecto vital, qué quieren hacer en la vida y enseñarles a reflexionar, porque van a vivir en una época que les va a desconcertar", insiste Aragay.
Y aunque ahora trabajan sin asignaturas, se cumple de igual manera con todo lo requerido. Para evaluar, por ejemplo, en vez de realizar exámenes, puntúan las competencias de cada alumno y su progreso, donde a través de un algoritmo, las transforman en notas para cada ramo.
¿Cómo armaron el modelo?
Por ser tan radical, el proceso para llegar a diseñar el modelo fue clave, pues había que demostrar que transformar la educación era algo posible. Para eso, combinaron el estudio de otros modelos con lasencuestas a alumnos, profesores, familias y apoderados de las escuelas, recogiendo un total de 56.000 ideas en la que basaron el nuevo modelo educativo.
"Visitamos diferentes centros de España, Dinamarca, Holanda y Alemania, con los que tenemos una relación habitual, para inspirarnos. Todo ello nos estimuló hacia la idea y voluntad de hacer un cambio sistémico. Un cambio copernicano en la educación, con una idea esencial: la formación integral del alumno, dónde su proyecto vital es el centro del proceso de aprendizaje, como recoge la tradición de la educación jesuita".
Una vez listo, dos de cada tres profesores (de los 1.500 que participan el FSJ) estuvieron a favor. Un buen indicador, ya que Aragay reconoce que es bastante radical.
… Y funciona
A seis meses de haberse implantado, ya se observan algunos resultados del triunfo de este genial sistema de educación. Según el director, ya han visto casos de alumnos que antes inventaban que tenían fiebre para no ir clases, pero que ahora quieren ir a clases aunque hiervan en fiebre.
Le preguntamos a Aragay ansiosos por otras evidencias del éxito, a lo que nos contestó que aún es temprano para hacer una valoración detallada de los resultados académicos, pero que hasta el momento han sido muy positivos los resultados, especialmente respecto a la predisposición de los alumnos al aprendizaje: "Se sienten protagonistas. Los alumnos vienen contentos y muy motivados a clase. Todo tipo de alumnos. Muestran un gran interés por aprender porque tienen un papel activo en el proceso de aprendizaje", comentó.
Los pasos a seguir de FJE son analizar con mayor evidencia los logros del modelo y avanzar año a año ampliando los cursos hasta cubrir todos los niveles. Y como dice su nombre, Horizonte 2020, lograr extenderlo en cinco años más a todos los centros de la red en Cataluña.
"Siempre ha habido debates de expertos donde se diagnosticaba lo que había que cambiar, pero nadie planteaba cómo empezar este cambio. Nosotros, desde nuestra humilde aportación, hemos ido más allá y demostrar desde la práctica que la transformación de la educación es posible", responde seguro Xavier.
¿Te parece que este modelo podría mejorar la calidad de la educación escolar?
Tomado de http://www.eldefinido.cl/actualidad/mundo/4883/No-mas-asignaturas-examenes-ni-horarios-Red-de-colegios-revoluciona-educacion-tradicional/
Estos colegios eliminaron asignaturas, exámenes, tareas. Mira lo que pasó
En Barcelona una red de colegios quiso acabar con la inercia y abandonó por completo la educación tradicional. Los resultados preliminares del primer año piloto han sido tan impresionantes, que ni los niños ni los profesores quieren volver atrás.
Dejaron de temer al cambio y de creer que los alumnos no serían capaces. Hicieron a un lado las falsas excusas, que terminan aburriendo a los niños sin lograr aprendizajes. Una red de colegios en España se atrevió a eliminar asignaturas, exámenes, horarios y tareas de su sistema. Hoy, a un año de su implementación, están boquiabiertos con los primeros resultados visibles.
Los niños que se hacían los enfermos para faltar a clases, ahora quieren ir con fiebre e incluso los sábados. No tienen tareas, pero llegan a su casa tan motivados, que siguen trabajando. Los que tenían problemas de aprendizaje ahora son los líderes. Los profesores confiesan haber redescubierto su vocación.
Xavier Aragay y María Jonquera Arnó, dos líderes de este proyecto, estuvieron en Chile para contarnos su experiencia y hablamos con ellos para conocer más detalles de un método que ha impactado de tal forma en la comunidad escolar, que ya nadie quiere volver atrás, porque cuando se implementan estas medidas, uno se da cuenta queel sistema antiguo es absurdo.
Esta es la nueva educación, la que todos los colegios debiesen tener y que países como Finlandia están implementando.
¿Qué hicieron y por qué?
Como les contamos en este artículo anterior, esta red de colegios jesuitas de Cataluña (FJE) eliminó por completo la educación tradicional con su proyecto Horitzó 2020 y ahora lo que pasa en las salas de clases es otra historia.
Los alumnos trabajan realizando diferentes proyectos que integran distintos contenidos, mientras tres profesores los asisten todo el día (uno de lenguaje, otro de ciencias matemáticas y uno de ciencias sociales). El grupo total es de 60 niños dentro de una sala mucho más grande, con mesones con ruedas y espacios abiertos.
"Ellos no van a ver qué les echan, van a trabajar. Ya saben, hay una programación, hitos y retos que han de cumplir. Discuten, buscan, estructuran, presentan, dibujan, usan los celulares, los computadores y tablets", señala Xavier Aragay, director general de FJE de Cataluña.
¿Qué ha pasado con esto? Los niños están motivados, hiperventilados, no paran de trabajar porque se entretienen, llegan a su casa a investigar, cuentan los padres. Están empoderados, se sienten protagonistas, aprenden haciendo y criticando.
Los alumnos de 3 años, por ejemplo, han triplicado el uso de palabras respecto al sistema tradicional, simplemente porque interactúan entre ellos en lugar de estar atentos a lo que la profesora dice.
El piloto se está probando actualmente en algunos colegios de la red, en niveles de 3 a 5 años y de 10 a 14 años, sumando a más de 1.700 alumnos a esta nueva iniciativa que cumple un año y medio desde su lanzamiento. Su efectividad se ha hecho evidente, derribando los mitos que mantienen la inercia en la educación.
Mito 1: Habrá problemas de disciplina
"¿Por qué hay problemas de disciplina en la escuela tradicional? Porque han de estar callados y quietos. Imposible. Aquí ni han de estar callados ni han de estar quietos, primero porque están trabajando en grupos resolviendo los proyectos y segundo, porque pueden moverse por donde quieren. Entonces los problemas de disciplina desaparecen", explica Xavier.
La falta de disciplina está vinculada al método que se utiliza para el aprendizaje: un profesor que habla, por lo tanto los otros han de estar en silencio, sin moverse, por ende, aburridos.
Con Horitzó 2020 no ha hecho falta "echar" a los niños de la sala por mala conducta. Además, como en cada grupo hay 3 educadores a cargo, en cualquier momento pueden intervenir mejor.
"Un aula de ese tipo se asemeja más a una oficina en la que hay 30 o 40 personas trabajando, entonces ¿hay silencio? No, se está trabajando. No debe haberlo", afirma Aragay.
Mito 2: Los profesores no quieren cambiar
Los docentes que entraron en el nuevo sistema ya no tienen vuelta atrás. Al principio exigió más trabajo, como todo comienzo en una planificación, pero luego todo se fue dando, fluyendo, hasta el punto de que trabajan incluso mucho más de los que se les exige.
"Los profesores que han implementado el cambio les hemos hecho un programa de formación, seguimiento y acompañamiento para incorporarse a la experiencia. Ya no quieren cambiar, profesores que llevaban 25 años con el método tradicional dicen yo ya no cambio (al sistema antiguo), ésta es mi vocación. Ellos están convencidos, no volverían atrás", cuenta Xavier.
Ya no dictan clases, ahora trabajan en equipo y son coach de sus alumnos, les dan las instrucciones, los asisten, acompañan, observan y replantean.
“El gran protagonista de la educación es el alumno que tenemos y en él tenemos que poner la mirada, en el alumno que, en el fondo, es el ciudadano que queremos conseguir para el siglo XXI. Ese es el protagonista, ahí tenemos que mirar”, añade María Jonquera Arnó, directora de la oficina técnica de educación jesuita.
Mito 3: Es caro de implementar
"Una de las condiciones que pusimos en las experiencias piloto, es que costara lo mismo que el sistema tradicional. Es que si no, no podría ser, porque luego no podríamos generalizarla, no sería sostenible", aclara el director.
Insiste que poco valen las experiencias que inyectan demasiados recursos, porque no pueden hacerse masivas. Horiztó 2020 cuesta lo mismo en horas de profesores, medios, etc., pero lo que sí se ha hecho es invertir en la capacitación de profesores y rediseño de las salas de clase.
Los colegios de esta red ignaciana son particulares subvencionados ("concertados" los llaman), pero estos métodos también se están probando en escuelas públicas, en otros lugares de España.
"El problema económico no es real, es una gran excusa. El principal problema está la mente, en no querer soñar, no querer hacerse preguntas. ¿Y si los alumnos cuanto más habla el profesor menos aprenden? (…) Hay que hacerse preguntas muy duras que si no nos las hacemos, no estaremos dispuestos a cambiar", sostiene Aragay.
Esperen, ¿pero cómo se evalúa a los alumnos?
Los alumnos son evaluados sin exámenes. A diferencia del método tradicional, un profesor no tiene varios cursos, sumando más de 150 alumnos a su cargo, sino que dedica todo su tiempo y año a este grupo de 60 niños, en trabajo conjunto con otros dos profesores. Esto permite que los conozcan mejor a cada uno y que puedan realizar observaciones más detalladas de contenidos, habilidades, competencias y valores.
“Hay una plantilla que dice cómo se va a observar, cómo se va a evaluar, hay pequeñas rutinas que han de hacer, exposiciones, observaciones, hay que buscar informaciones, subirla a un portafolio, etc.”, indica Aragay.
Hay autoevaluación, coevaluación y evaluación de los profesoresque se traducen en notas. Al alumno se le da feedback constante y los niños conocen los objetivos de cada semana y las actividades para alcanzarlos, algo que evalúan cada viernes para ver si fue efectivo.
¡No hay excusa que valga!
El modelo implica un cambio drástico, riesgos y nuevos esfuerzos, pero los primeros resultados han sido tan positivos y la satisfacción de la comunidad escolar tal, que no hay por donde perderse.
“Lo más difícil fue soñarlo. Esto es lo más difícil siempre. Soñar el cambio. En educación no nos permitimos los sueños nunca, pasa en todo el mundo. Hay un mito histórico que dice que hay que tocar con los pies en el suelo y esto es un desastre”, comenta Xavier.
Insiste que no se trata de pensar en el cómo, sino primero en el qué. Luego de eso, de permitirse soñar el cambio, de provocarlo y hacerlo participativo, todo ha salido mucho más fácil.
"La educación mira demasiado a corto plazo, la pregunta que debe hacerse, y que se está haciendo Educación 2020 es, ¿dónde debe de estar la educación de Chile dentro de 10 años?Esa pregunta hay que hacérsela ahora, porque o sino, dentro de 10 años no vamos a estar en ninguna parte", advierte Aragay.
El proyecto Horitzó comenzó el 2010 y va hacia el 2020. Se tomaron cuatro años para planificar la idea, luego hacer un diagnóstico de problemas, lanzar el proyecto participativo con más de 13 mil personas, diseñar el método y finalmente implementar el piloto en 2014.
“Una idea, que es muy importante: la educación se puede transformar. Es complejo, requiere tiempo, requiere planificación, requiere mucho sueño y mucha convicción y liderazgo, pero es posible. (…) La invitación es a salir de la zona de confort y atreverse a hacer un proceso serio, planificado, participativo, que sueñe”, sostiene Xavier.
El director catalán nos cuenta una conversación que tuvo con unos niños, al final de un día de clases con la nueva metodología:
-Estamos cansados – dijeron.
- ¿Por qué?
- Porque nos hacen pensar.
- ¿Cómo? ¿Y antes no los hacíamos pensar?
- No, antes nos hacían repetir.
- ¿Por qué?
- Porque nos hacen pensar.
- ¿Cómo? ¿Y antes no los hacíamos pensar?
- No, antes nos hacían repetir.
“Los niños son mucho más conscientes de lo que creemos", afirma Aragay.
Tomado de la página: http://www.eldefinido.cl/actualidad/lideres/5862/No-me-pongas-nota-dime-que-puedo-La-revolucion-educativa-de-Design-for-Change/
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