John Keating, profesor de la película de 1989: La Sociedad de los Poetas Muertos; y Merlí Bergeron, protagonista de la serie Merlí, de 2015, son los docentes más peculiares y encantadores del cine y la televisión; no solo comparten su forma inusual de dar clases, rompiendo con los métodos tradicionales de la educación preparatoria, sino que supieron ganarse el corazón de sus estudiantes y de los espectadores.
Lo que más los iguala es su necesidad apremiante de que los estudiantes aprendan a pensar por sí mismos, y que los adolescentes no deben ser subestimados, pues sus ideas en realidad pueden cambiar el mundo. Dice Merlí que aunque las cosas sean de una manera no quiere decir que no se puedan cambiar, y es la misma lección que Keating enseña. Ambos nos incitan a no conformarnos con lo ordinario, a ser únicos y sentirnos orgullosos de lo que nos hace diferentes, extraños, singulares.
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El concepto de la conformidad, desde La Sociedad de los Poetas Muertos, es la dificultad de mantener las propias convicciones ante otros, el cual Keating representa con tres estudiantes que al marchar diferente, pero juntos, terminan adaptándose al mismo caminar. Merlí y La Sociedad de los Poetas Muertos
Todos necesitamos ser aceptados” dice el maestro, pero la lección es que hay convicciones que son únicas y nos pertenecen, así sean raras o inaceptables para el resto.
A continuación compartimos con fines educativos 23 lecciones o vivencias que nos dejaron la serie de “Merlí” y la película “La sociedad de los poetas muertos”. Esperamos que el siguiente material sea de utilidad para la comunidad docente.
13 Lecciones De Vida Del Club De Los Poetas Muertos (Renacer a la Vida)
1. Cambia el mundo.
Una de las cualidades especiales del profesor John es su optimismo y su personalidad alentadora, nos muestra que nada es imposible, aun cuando no se tiene fuerzas, o poder. Siempre se podrá contar con las palabras y las ideas para poder cambiar el mundo pero para lograrlo debemos cambiar primero nuestro mundo interno.
“En mi clase aprenderán a pensar por ustedes mismos. Aprenderán a saborear la palabra y el lenguaje. Porque a pesar de lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo”
John Keating
2. No dejes de soñar
La particularidad de John es que es un hombre lleno de sabiduría y de frases que inspiran, sus favoritas venían de grandes pensadores como Robert Frost, Whitman y Shakespeare por mencionar algunos, sus palabras inspiran al despertar del alma, al despertar de nuestra esencia aquella que mantenemos apagada debido a los miedos y señalamientos, soñar es hermoso libera nuestras almas.
“Solo al soñar tenemos libertad. Siempre fue así y siempre será”
John Keating.
3. Se inconformista.
El no conformarnos con lo ordinario, ser únicos y extraordinarios es una de las principales lecciones del club de los poetas muertos, según él, la conformidad es la dificultad de mantener nuestras propias convicciones ante otros, la idea o el mensaje en si es aprender a defender nuestros sueños, a pensar distinto descubrir nuestra alma en cada pasa que damos, sin el temor a ser juzgados ni por otros ni por nosotros mismos.
“Debes pensar que tus convicciones son únicas y te pertenecen. Aunque otros puedan parecerles raras o inaceptables. Aunque toda la manada diga que no está bien”
John Keating
4. Encuentra tu pasión.
La clase de literatura de Keating tenía la singularidad de contagiar de pasión a sus alumnos, emanaba entusiasmo por hacer de la vida algo realmente extraordinario, quería un mundo donde el trabajo y el dinero fuesen necesarios, pero nunca lo más importante. Quizás en nuestra vida demos más importancia a las cosas materiales cuando la realidad es que somos nosotros capaces de lograr mucho si dejamos fluir nuestras pasiones, y no desde el punto de vista carnal, sino emocional y espiritual.
“No leemos ni escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana. Y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, los negocios y la ingeniería son carreras nobles y necesarias para la vida. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor… son las cosas que nos mantiene vivos”
John Keating
5. Prudencia y valor son cosas distintas.
Vivir cada día como si fuese el último, es una de las premisas del profesor Keating, sentirnos vivos y agradecidos con el universo por tan hermoso y maravillosos regalo que es la vida, el poder saber que estamos aquí y que podemos realizar nuestras metas, amar y ser amados ya es lo mejor de la vida, por lo que hay que aprovecharlo al máximo.
“Hay un momento para el valor y otro para la prudencia. El que es inteligente, sabe distinguirlos”
John Keating
6. Elige bien tus palabras.
Escoger las palabras adecuadas para cada momento, es la magia de la vida y sabiduría interior, en muchos casos incluso el silencio es más que suficiente para darte a entender y comunicar lo que deseas.
“…El lenguaje se desarrolló por una razón. ¿Cuál será esa razón, Sr Anderson?… ¿Sr Perry? “para la comunicación” No Sr. Perry, para impresionar a las mujeres”
John Keating
7. Elige tu camino.
El profesor John no descansaba en decirles a sus alumnos en elegir su propio camino, el que no importaba equivocarse y perderle miedo al fracaso, quizás sea una de la razonas por las que muchas personas no siguen su corazón, el miedo al fracaso, deja que muchos de nosotros pensemos que la vida debe ser simple sin riesgos, y por esa razón dejamos nuestra felicidad a un lado, por temor a equivocarnos. La vida es vida porque de los errores se aprende.
“Quiero que encuentren su propio camino, en cualquier dirección, con estilo orgulloso, con estilo tonto, como sea”
John Keating
8. Cambia tu punto de vista.
Keating se atrevió a romper las reglas en una institución donde los pilares fundamentales se basan en la tradición, honor, disciplina y excelencia. El liberó a sus alumnos de esta tiranía establecida, y los obligó a ver las cosas de manera distinta, y que todo depende del ángulo en que se mire.
Es posible que nosotros estemos sumergidos en un mundo de cuatros paredes, sin la liberación de nuestra mente y alma, donde nos sintamos reprimidos, porque nos han acostumbrados a ver el mundo de otra forma.
Quizás es momento de ver el mundo con los ojos del alma, con el corazón y saber que lo divino de nuestro ser esta en las diferencias, en el pensar abierto a las aceptaciones de que todos a pesar de nuestras diferencias formamos uno solo con el universo.
“Me he subido a la mesa para recordarme a mí mismo que debemos mirar constantemente las cosas de una manera diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba. Si no me creen vengan a probarlo”
John Keating
9. Nada es imposible.
En la vida nada es imposible, pensamos que todo lo que genera una dificultad nos hace la vida más difícil, porque creemos que no podemos lograr muchas de nuestras metas, no obstante nada esta tan lejos de la realidad que eso, los seres humanos poseemos la asombrosa capacidad de sobreponernos a los obstáculos, de salir de situaciones únicas y difíciles, pero ¿Qué es lo que hace que podamos lograr todo lo que deseamos?, simplemente el deseo de hacerlo, la fe, la esperanza y el amor. Son de las cosas que nos mantiene vivos y todo se encuentra en nuestra alma.
En los años 80 del siglo pasado, en el Instituto de Lenguas de la Universidad de “Louvain la Neuve”, en Bélgica, había un gran letrero que decía: “el analfabeta del futuro será quien sólo hable un idioma”. Para los años 90 dicho aviso había cambiado por un mensaje más contundente, que rezaba: “El analfabeta de hoy es quien sólo hable dos idiomas”. Hoy, allí seguramente se leerá que el analfabeta de hoy y del futuro será quien sólo hable dos idiomas y no domine amplios campos de la tecnología.
Estas sentencias obligan a un análisis sobre la naturaleza de la educación, de los educadores y de los educandos. No cabe duda, y así lo vivimos quienes transitamos por el maravilloso camino de las instituciones universitarias, que conforme evoluciona el concepto del saber, también deben evolucionar las funciones de los actores involucrados en la educación. Si el mundo del conocimiento, metodológica y administrativamente es otro, sus actores, docentes y discentes, también deben ser otros.
En términos de pedagogía y contenidos ha operado un importante desplazamiento, sin que ello signifique que el trabajo académico de hoy sea mejor o peor, sino que se ha transformado. Asímismo, hay un gran cambio en la naturaleza de los alumnos, no porque sean mejores o peores que los de épocas pasadas, sino simplemente porque son diferentes.
Estas dos concepciones dinámicas hacen que necesariamente se modifique la relación profesor–alumno, pues los avances tecnológicos, la extensa fuente de información y la mentalidad dinámica de los jóvenes, hacen que dicha relación se centre en el aprendizaje más que en la enseñanza.
Hoy en día lo más importante no es un profesor que tenga un extenso mensaje para transmitir a sus estudiantes. Tampoco lo más importante es un estudiante pasivo, capaz de soportar largas horas escuchando un profesor, por erudito que éste sea. En la época de la dinámica tecnológica, lo más importante es despertar el sentido crítico, la capacidad de análisis y el goce por la controversia. Los datos están tecnológicamente almacenados, el espíritu y la inventiva están en el hombre. La simple recepción de información y la negación del diálogo franco, son criterios de educación que definitivamente no funcionan.
Los bajos resultados en las pruebas Pisa y en gran parte de las pruebas Saber Pro, se deben fundamentalmente a que se continúa centralizando la relación profesor–alumno, en la sabiduría del profesor y su capacidad de enseñanza, en lugar de tenerla en la expresión del pensamiento crítico del estudiante.
La relación debe ser para que el estudiante aprenda a aprender desde sus propias vivencias y cuestionamientos, sólo así superará la cómoda e inútil postura de quien oye, memoriza y repite, y también debe servir para superar el molesto recurso de la opinión, que será reemplazado por el pensamiento reflexivo.
Mientras no se entre de lleno en este modelo y se le conciba como política de Estado, seguiremos con un lamentable atraso, desaprovechando una juventud valiosa por su arrojo y sinceridad.