Creado por Alhen, Jorge, Wilfredo Rodriguez, Oscar Avila
Dictar una clase amena no siempre
es sencillo. Todo influye para que el desarrollo de una clase sea bueno, desde
la materia y el horario de la clase, hasta la situación política del país. Sin
embargo, recae en el profesor utilizar toda su energía e imaginación para
convertir una clase normal y aburrida en un espacio de aprendizaje donde el
estudiante esté siempre dispuesto a volver y a aprender con la misma intensidad
cada vez. Existen diferentes técnicas y aspectos a tener en cuenta al momento
de dictar una clase amena. Sigue leyendo para descubrir cuáles son y cómo las
puedes aplicar a tu metodología de enseñanza.
1 Cree en tu trabajo. Los estudiantes se sienten motivados cuando quien les enseña está
inmerso en el tema y siente un verdadero interés por el mismo. Es importante
estimular a los estudiantes teniendo la actitud que tú esperas de ellos.
2 Deja atrás el viejo método. La idea de un profesor, sentado en su silla o parado hablando toda
la clase es bastante antigua y es exactamente el tipo de clase que tienes que
evitar.
3 Establece una conexión directa y
personal. Debes hacer un esfuerzo por conocer a tus estudiantes, aprender
sus nombres y sus características. De esta forma lograrás un ambiente propicio
y la comunicación será más fluida. Un entorno flexible y agradable ayudará a:
Aumentar la participación y
asistencia a clases.
Mejorar la receptividad de la
información.
4 Dirige tu enfoque a formar más
que a informar. Hoy en día los estudiantes
están atestados de información. Tú debes encargarte de brindarles las
herramientas necesarias para poder procesar la información de manera útil y
entretenida.
5 Estimula el pensamiento crítico. Ayuda
a tus estudiantes a entender el porqué y el cómo de la información, no te
conformes con que simplemente acepten los conceptos enseñados. Mientras más
indaguen en el tema, más dudas surgirán y mayor será su capacidad de aprendizaje.
6 Estimula la formulación de
preguntas y respuestas. Deja que algunas
preguntas queden en el aire y permite que ellos mismos descubran las
respuestas. Ofrécete a responder las preguntas si es que nadie llega a una
respuesta después de un tiempo. Considera que los estudiantes desarrollan
confianza en sí mismos cuando descubren que tienen los conocimientos
suficientes en un tema. Así se alegrarán cada vez que vayan a tu clase al saber
que es capaces de hacer cosas por sí mismos.
7 Organiza el plan académico. Es completamente necesario que sepas los contenidos de la materia
que vas a dictar en el curso y el orden en el que vas a dictarlos. Esto te
permitirá tener una idea del tiempo que puedes invertir en cada tema y cuánto
te puedes distender en el mismo empleando diferentes técnicas de 10Controla la
clase a través de diferentes métodos. Esto no significa que te pases pidiendo a
tus alumnos que se callen o cosas similares. Existen varios métodos para
controlar tu clase sin que el alumnado se dé cuenta:
Organiza grupos
de trabajo y pide que un estudiante tome el mando del grupo. Este estudiante te
ayudará a organizar el grupo de trabajo y a llevar la clase.
Mantén a tus
estudiantes ocupados. Procura crear una ambiente en el cual los estudiantes no
se distraigan con cosas del exterior. Esto evitará que tengas que pedir a
alguien que atienda en clases, pues la clase será más interesante que cualquier
elemento exterior.
Explica
claramente el objetivo de la clase y consulta al final de la misma si este objetivo
fue alcanzado. Puedes colocar este objetivo en una parte visible de la clase e
invitar a los estudiantes a opinar al respecto unos minutos antes de que
termine la clase. Esto mantendrá a los estudiantes conscientes de lo que tienen
que aprender y les hará saber que la clase fue útil para ellos. En el proceso,
ellos tenderán a autocontrolarse y tratar de llegar al objetivo planteado. Esta
forma es particularmente útil en materias técnicas.
Establece las
reglas con tus alumnos. Guerra avisada no mata soldado. Al principio del curso
puedes proponer que los estudiantes diseñen un conjunto de reglas relacionadas
a su comportamiento y a la entrega de deberes o tareas. Negocia aquellos
"extras" que quizás los estudiantes puedan pedir para ganar tarea
extra o trabajos que te gustaría que los estudiantes hiciesen, pero que no
harían en condiciones normales. Usa tu astucia como profesor para lograr un
trato que beneficie a ambas partes. Discusión y aprendizaje.
8 Trabaja con el factor de
atención de tu clase. Este factor es muy variable y afecta la forma
en que los estudiantes se ven envueltos en la materia. Mientras más larga y
monótona es la clase, menor será la atención de los alumnos.
Ten en cuenta que los alumnos
tienden a perder el hilo de la clase a partir de los 45 minutos dependiendo del
grupo y del tema. Entonces, procura crear lecciones que no duren más de 45
minutos (30 minutos si el tema es bastante árido).
Si tienes asignada una clase de
más de 45 minutos, es conveniente que utilices unos 10 minutos de tu tiempo
para hacer una actividad no directamente relacionada con el tema. Así la mente
de tus estudiantes se relajará y estarán listos para volver a empezar. Si no
puedes hacer esto, un simple descanso de 10 minutos puede ayudarles a recuperar
fuerzas.
9 Refuerza el aprendizaje. Al crear una clase participativa y dinámica, podrás ir obteniendo
diferentes opiniones de tus estudiantes. Tómalas todas, sin descartar las erradas, y
rescata lo mejor de cada intervención.
10 Controla la clase a través de
diferentes métodos. Esto no significa que te pases pidiendo a tus
alumnos que se callen o cosas similares. Existen varios métodos para controlar
tu clase sin que el alumnado se dé cuenta:
Organiza grupos de trabajo y pide
que un estudiante tome el mando del grupo. Este estudiante te ayudará a
organizar el grupo de trabajo y a llevar la clase.
Mantén a tus estudiantes ocupados.
Procura crear una ambiente en el cual los estudiantes no se distraigan con
cosas del exterior. Esto evitará que tengas que pedir a alguien que atienda en
clases, pues la clase será más interesante que cualquier elemento exterior.
Explica claramente el objetivo de
la clase y consulta al final de la misma si este objetivo fue alcanzado. Puedes
colocar este objetivo en una parte visible de la clase e invitar a los
estudiantes a opinar al respecto unos minutos antes de que termine la clase.
Esto mantendrá a los estudiantes conscientes de lo que tienen que aprender y
les hará saber que la clase fue útil para ellos. En el proceso, ellos tenderán
a autocontrolarse y tratar de llegar al objetivo planteado. Esta forma es
particularmente útil en materias técnicas.
Establece las reglas con tus
alumnos. Guerra avisada no mata soldado. Al principio del curso puedes proponer
que los estudiantes diseñen un conjunto de reglas relacionadas a su
comportamiento y a la entrega de deberes o tareas. Negocia aquellos
"extras" que quizás los estudiantes puedan pedir para ganar tarea
extra o trabajos que te gustaría que los estudiantes hiciesen, pero que no harían
en condiciones normales. Usa tu astucia como profesor para lograr un trato que
beneficie a ambas partes.
11 Haz tu clase dinámica. Lo que sirvió un día en tu clase, puede que no funcione al día
siguiente. Los estudiantes se aburren cuando hacen lo mismo cada día. Trata de
cambiar el método y hacer las mismas cosas pero de diferente forma.
Cambia la pizarra por
diapositivas. Si vas a hablar de Cálculo estructural, lleva fotos de las
estructuras en las que se aplica lo que van a aprender ese día en clases.
Si vas a hablar de arte rupestre,
lleva un poco de pinturas naturales y papel; luego invita a tus alumnos a
tratar de reproducir los grabados que tienen en los libros y luego a crear
otros de su propia imaginación.
12 Aplica el refuerzo positivo. Es
cierto que tus estudiantes van a cometer errores, pero debes guiarlos a que
aprendan de ellos. Invítalos a seguir tratando a través de refuerzos positivos.
Si ves que tu clase se está
esforzando, dales un premio extra fuera del paquete de reglas previamente acordado.
Si ves que un estudiante se
destaca, dale más información y oportunidades para seguir creciendo.
Si ves que un estudiante no está
rindiendo como debería y no se esfuerza por hacerlo, habla con él/ella y
comunícale lo valioso/a que es para tu clase. Pregúntale porqué no le interesa
la materia o qué asignaturas son las que más le agradan. Indagando podrás
encarar la clase de una forma interesante para todos en general.
13 Sonríe. Sin importar lo que te haya pasado en casa o si tuviste algún
problema con algún colega, sonríe. Esto llevará a que tus estudiantes entiendan
que tú disfrutas tu materia y será mucho más sencillo para ellos tener una
actitud más relajada con respecto al tema del día.
14 Reconoce la clase de grupo que
tienes. Todas las personas que han enseñado
alguna vez saben que existen diferentes clases de estudiantes. Identifica cuál
es la clase de actividad que es mejor recibida y cuál es la forma en la que
ellos aprenden más rápido. Es muy posible que una actividad de discusión
abierta funcione muy bien en un grupo de estudiantes que guste de hablar mucho.
Consejos
Prepara un plan B y, si es posible, un plan C. Es necesario
que conozcas a tu clase para poder formular un plan en relación a sus
necesidades. En caso de que la clase se esté poniendo un poco tediosa, siempre
es bueno tener un plan B o hasta un plan C debajo de la manga, de modo que los
alumnos se vean contagiados por tus ganas de tener una clase entretenida.
Recuerda tú tiempo como estudiante en la universidad o en la
escuela. La identificación con el estudiante y sus necesidades puede hacer que
ellos se sientan identificados contigo. Este factor es importante pues ayuda a
que los estudiantes respondan a lo que dices y valoren tu juicio.
Invita a los estudiantes a voluntariamente repasar algún tema
pasado y exponerlo en clases. Como los estudiantes ya conocen la lección, se
sentirán mucho más seguros de sí mismos a la hora de mostrar el contenido. Esto
también ayudará a que el resto de los alumnos entiendan el concepto de la boca de
otro estudiante y reforzará la lección. Esta técnica es especialmente útil
cuando se ve falencias en el aprendizaje de una determinada lección. Ej.: Si
los alumnos no entendieron muy bien cómo es el proceso de fijación del coral en
el lecho marino, pide a un grupo que muestre un video o presente el tema de una
forma diferente.
Evita dar meta mensajes negativos. Expresiones como "Yo
sé que no les gusta esta materia, pero les va a servir", "Denme 5
minutos más de su tiempo y luego acabamos, esta parte no es tan difícil"
no son para nada aconsejables. Esta clase de frases lleva un mensaje oculto:
"La materia es difícil y aburrida, por eso mi clase es aburrida".
Esta clase de mensajes predispone al estudiante a no atender en clase, no
desear asistir a la materia, hacer la tarea por obligación, etc.
Crea grupos de trabajo con otros profesores para discutir
diferentes formas de hacer que las clases sean mejores. Compartir experiencias
desde un punto de vista de colaboración puede hacer que la relación en el puesto
de trabajo mejore y eso redundará en una mejor enseñanza para los estudiantes y
una mejora del nivel académico de la institución.
Equilibra tu necesidad de una clase amena con la necesidad de
cubrir tu plan académico. Es probable que veas que tus estudiantes la están
pasando bien en clases, eso es bueno, pero trata que el tema no se desvíe del
elemento de estudio.
Es posible que a pesar de utilizar todas estas técnicas, la
clase no sea tan amena como tú deseas. Los grupos de estudiantes son bastante
variables a nivel emocional e intelectual. Además, existen muchos otros
factores que deciden si una clase es amena o no. Lo esencial es quitar al
profesor de esta fórmula. Esto se puede lograr esforzándose en diseñar una
clase y lograr divertirse a medida que uno enseña y los estudiantes aprenden.
El respeto debe ser parte de todas las clases y materias. Es
muy importante mantener el respeto y la cordialidad entre profesores y
estudiantes para que el aprendizaje sea efectivo y para que la clase resulte
realmente amena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario