domingo, 26 de enero de 2014


Eres pato o águila.

Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salió del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi. Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión. Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta:
Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera más rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable“.
Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!
Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “¿Le gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado”.
Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”.
Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomare la Cola dietética” Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el Reforma, Esto, Novedades y Selecciones.”
Al comenzar el viaje, Willy le paso a Rodrigo otro cartón plastificado, “Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio” Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía el aire acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cual sería la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería lo dejaría solo en sus meditaciones. …”
Dime Willy, -le pregunto asombrado Rodrigo- ¿siempre has atendido a tus clientes así?
Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá.
El decía: Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia. No seas un pato. Sé un águila. “Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo“.
Decide ser un águila
“Esto me llego aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes; los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.

“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo. “Si, seguro que sí”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique.
Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal. Posiblemente haya contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería. Willy el taxista, tomo una diferente alternativa: El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.
No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, un servidor público, ejecutivo, empleado o profesionista, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?
Recuerda: ES TÚ DECISIÓN Y CADA VEZ TIENES MENOS TIEMPO PARA TOMARLA.
Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Consejo, Piedad, y Fortaleza úsalos para servir a tu comunidad y empieza por tu familia. Que tus problemas sean menos, tus Bendiciones más y que sólo la Felicidad entre por tu puerta. Avísame que sucede al día siguiente de haber leído este mensaje. Es una comunicación fuera de lo común, de hecho te abre oportunidades para el futuro.

sábado, 25 de enero de 2014

Creado por Alhen, Jorge, Wilfredo Rodriguez, Oscar Avila

Dictar una clase amena no siempre es sencillo. Todo influye para que el desarrollo de una clase sea bueno, desde la materia y el horario de la clase, hasta la situación política del país. Sin embargo, recae en el profesor utilizar toda su energía e imaginación para convertir una clase normal y aburrida en un espacio de aprendizaje donde el estudiante esté siempre dispuesto a volver y a aprender con la misma intensidad cada vez. Existen diferentes técnicas y aspectos a tener en cuenta al momento de dictar una clase amena. Sigue leyendo para descubrir cuáles son y cómo las puedes aplicar a tu metodología de enseñanza.

1 Cree en tu trabajo. Los estudiantes se sienten motivados cuando quien les enseña está inmerso en el tema y siente un verdadero interés por el mismo. Es importante estimular a los estudiantes teniendo la actitud que tú esperas de ellos.

2 Deja atrás el viejo método. La idea de un profesor, sentado en su silla o parado hablando toda la clase es bastante antigua y es exactamente el tipo de clase que tienes que evitar.

3 Establece una conexión directa y personal. Debes hacer un esfuerzo por conocer a tus estudiantes, aprender sus nombres y sus características. De esta forma lograrás un ambiente propicio y la comunicación será más fluida. Un entorno flexible y agradable ayudará a:
Aumentar la participación y asistencia a clases.
Mejorar la receptividad de la información.

4 Dirige tu enfoque a formar más que a informar. Hoy en día los estudiantes están atestados de información. Tú debes encargarte de brindarles las herramientas necesarias para poder procesar la información de manera útil y entretenida.

5 Estimula el pensamiento crítico. Ayuda a tus estudiantes a entender el porqué y el cómo de la información, no te conformes con que simplemente acepten los conceptos enseñados. Mientras más indaguen en el tema, más dudas surgirán y mayor será su capacidad de aprendizaje.

6 Estimula la formulación de preguntas y respuestas. Deja que algunas preguntas queden en el aire y permite que ellos mismos descubran las respuestas. Ofrécete a responder las preguntas si es que nadie llega a una respuesta después de un tiempo. Considera que los estudiantes desarrollan confianza en sí mismos cuando descubren que tienen los conocimientos suficientes en un tema. Así se alegrarán cada vez que vayan a tu clase al saber que es capaces de hacer cosas por sí mismos.

7 Organiza el plan académico. Es completamente necesario que sepas los contenidos de la materia que vas a dictar en el curso y el orden en el que vas a dictarlos. Esto te permitirá tener una idea del tiempo que puedes invertir en cada tema y cuánto te puedes distender en el mismo empleando diferentes técnicas de 10Controla la clase a través de diferentes métodos. Esto no significa que te pases pidiendo a tus alumnos que se callen o cosas similares. Existen varios métodos para controlar tu clase sin que el alumnado se dé cuenta:
Organiza grupos de trabajo y pide que un estudiante tome el mando del grupo. Este estudiante te ayudará a organizar el grupo de trabajo y a llevar la clase.
Mantén a tus estudiantes ocupados. Procura crear una ambiente en el cual los estudiantes no se distraigan con cosas del exterior. Esto evitará que tengas que pedir a alguien que atienda en clases, pues la clase será más interesante que cualquier elemento exterior.
Explica claramente el objetivo de la clase y consulta al final de la misma si este objetivo fue alcanzado. Puedes colocar este objetivo en una parte visible de la clase e invitar a los estudiantes a opinar al respecto unos minutos antes de que termine la clase. Esto mantendrá a los estudiantes conscientes de lo que tienen que aprender y les hará saber que la clase fue útil para ellos. En el proceso, ellos tenderán a autocontrolarse y tratar de llegar al objetivo planteado. Esta forma es particularmente útil en materias técnicas.
Establece las reglas con tus alumnos. Guerra avisada no mata soldado. Al principio del curso puedes proponer que los estudiantes diseñen un conjunto de reglas relacionadas a su comportamiento y a la entrega de deberes o tareas. Negocia aquellos "extras" que quizás los estudiantes puedan pedir para ganar tarea extra o trabajos que te gustaría que los estudiantes hiciesen, pero que no harían en condiciones normales. Usa tu astucia como profesor para lograr un trato que beneficie a ambas partes. Discusión y aprendizaje.

8 Trabaja con el factor de atención de tu clase. Este factor es muy variable y afecta la forma en que los estudiantes se ven envueltos en la materia. Mientras más larga y monótona es la clase, menor será la atención de los alumnos.
Ten en cuenta que los alumnos tienden a perder el hilo de la clase a partir de los 45 minutos dependiendo del grupo y del tema. Entonces, procura crear lecciones que no duren más de 45 minutos (30 minutos si el tema es bastante árido).
Si tienes asignada una clase de más de 45 minutos, es conveniente que utilices unos 10 minutos de tu tiempo para hacer una actividad no directamente relacionada con el tema. Así la mente de tus estudiantes se relajará y estarán listos para volver a empezar. Si no puedes hacer esto, un simple descanso de 10 minutos puede ayudarles a recuperar fuerzas.

9 Refuerza el aprendizaje. Al crear una clase participativa y dinámica, podrás ir obteniendo diferentes opiniones de tus estudiantes. Tómalas todas, sin descartar las erradas, y rescata lo mejor de cada intervención.

10 Controla la clase a través de diferentes métodos. Esto no significa que te pases pidiendo a tus alumnos que se callen o cosas similares. Existen varios métodos para controlar tu clase sin que el alumnado se dé cuenta:
Organiza grupos de trabajo y pide que un estudiante tome el mando del grupo. Este estudiante te ayudará a organizar el grupo de trabajo y a llevar la clase.
Mantén a tus estudiantes ocupados. Procura crear una ambiente en el cual los estudiantes no se distraigan con cosas del exterior. Esto evitará que tengas que pedir a alguien que atienda en clases, pues la clase será más interesante que cualquier elemento exterior.
Explica claramente el objetivo de la clase y consulta al final de la misma si este objetivo fue alcanzado. Puedes colocar este objetivo en una parte visible de la clase e invitar a los estudiantes a opinar al respecto unos minutos antes de que termine la clase. Esto mantendrá a los estudiantes conscientes de lo que tienen que aprender y les hará saber que la clase fue útil para ellos. En el proceso, ellos tenderán a autocontrolarse y tratar de llegar al objetivo planteado. Esta forma es particularmente útil en materias técnicas.
Establece las reglas con tus alumnos. Guerra avisada no mata soldado. Al principio del curso puedes proponer que los estudiantes diseñen un conjunto de reglas relacionadas a su comportamiento y a la entrega de deberes o tareas. Negocia aquellos "extras" que quizás los estudiantes puedan pedir para ganar tarea extra o trabajos que te gustaría que los estudiantes hiciesen, pero que no harían en condiciones normales. Usa tu astucia como profesor para lograr un trato que beneficie a ambas partes.

11 Haz tu clase dinámica. Lo que sirvió un día en tu clase, puede que no funcione al día siguiente. Los estudiantes se aburren cuando hacen lo mismo cada día. Trata de cambiar el método y hacer las mismas cosas pero de diferente forma.
Cambia la pizarra por diapositivas. Si vas a hablar de Cálculo estructural, lleva fotos de las estructuras en las que se aplica lo que van a aprender ese día en clases.
Si vas a hablar de arte rupestre, lleva un poco de pinturas naturales y papel; luego invita a tus alumnos a tratar de reproducir los grabados que tienen en los libros y luego a crear otros de su propia imaginación.

12 Aplica el refuerzo positivo. Es cierto que tus estudiantes van a cometer errores, pero debes guiarlos a que aprendan de ellos. Invítalos a seguir tratando a través de refuerzos positivos.
Si ves que tu clase se está esforzando, dales un premio extra fuera del paquete de reglas previamente acordado.
Si ves que un estudiante se destaca, dale más información y oportunidades para seguir creciendo.
Si ves que un estudiante no está rindiendo como debería y no se esfuerza por hacerlo, habla con él/ella y comunícale lo valioso/a que es para tu clase. Pregúntale porqué no le interesa la materia o qué asignaturas son las que más le agradan. Indagando podrás encarar la clase de una forma interesante para todos en general.

13 Sonríe. Sin importar lo que te haya pasado en casa o si tuviste algún problema con algún colega, sonríe. Esto llevará a que tus estudiantes entiendan que tú disfrutas tu materia y será mucho más sencillo para ellos tener una actitud más relajada con respecto al tema del día.

14 Reconoce la clase de grupo que tienes. Todas las personas que han enseñado alguna vez saben que existen diferentes clases de estudiantes. Identifica cuál es la clase de actividad que es mejor recibida y cuál es la forma en la que ellos aprenden más rápido. Es muy posible que una actividad de discusión abierta funcione muy bien en un grupo de estudiantes que guste de hablar mucho.

Consejos
Prepara un plan B y, si es posible, un plan C. Es necesario que conozcas a tu clase para poder formular un plan en relación a sus necesidades. En caso de que la clase se esté poniendo un poco tediosa, siempre es bueno tener un plan B o hasta un plan C debajo de la manga, de modo que los alumnos se vean contagiados por tus ganas de tener una clase entretenida.
Recuerda tú tiempo como estudiante en la universidad o en la escuela. La identificación con el estudiante y sus necesidades puede hacer que ellos se sientan identificados contigo. Este factor es importante pues ayuda a que los estudiantes respondan a lo que dices y valoren tu juicio.
Invita a los estudiantes a voluntariamente repasar algún tema pasado y exponerlo en clases. Como los estudiantes ya conocen la lección, se sentirán mucho más seguros de sí mismos a la hora de mostrar el contenido. Esto también ayudará a que el resto de los alumnos entiendan el concepto de la boca de otro estudiante y reforzará la lección. Esta técnica es especialmente útil cuando se ve falencias en el aprendizaje de una determinada lección. Ej.: Si los alumnos no entendieron muy bien cómo es el proceso de fijación del coral en el lecho marino, pide a un grupo que muestre un video o presente el tema de una forma diferente.
Evita dar meta mensajes negativos. Expresiones como "Yo sé que no les gusta esta materia, pero les va a servir", "Denme 5 minutos más de su tiempo y luego acabamos, esta parte no es tan difícil" no son para nada aconsejables. Esta clase de frases lleva un mensaje oculto: "La materia es difícil y aburrida, por eso mi clase es aburrida". Esta clase de mensajes predispone al estudiante a no atender en clase, no desear asistir a la materia, hacer la tarea por obligación, etc.
Crea grupos de trabajo con otros profesores para discutir diferentes formas de hacer que las clases sean mejores. Compartir experiencias desde un punto de vista de colaboración puede hacer que la relación en el puesto de trabajo mejore y eso redundará en una mejor enseñanza para los estudiantes y una mejora del nivel académico de la institución.

Advertencias

Equilibra tu necesidad de una clase amena con la necesidad de cubrir tu plan académico. Es probable que veas que tus estudiantes la están pasando bien en clases, eso es bueno, pero trata que el tema no se desvíe del elemento de estudio.
Es posible que a pesar de utilizar todas estas técnicas, la clase no sea tan amena como tú deseas. Los grupos de estudiantes son bastante variables a nivel emocional e intelectual. Además, existen muchos otros factores que deciden si una clase es amena o no. Lo esencial es quitar al profesor de esta fórmula. Esto se puede lograr esforzándose en diseñar una clase y lograr divertirse a medida que uno enseña y los estudiantes aprenden.
El respeto debe ser parte de todas las clases y materias. Es muy importante mantener el respeto y la cordialidad entre profesores y estudiantes para que el aprendizaje sea efectivo y para que la clase resulte realmente amena.





sábado, 11 de enero de 2014

JUEGO, ACERTIJOS Y CREATIVIDAD



U

no de los temas más interesantes al que podemos enfrentarnos como maestros lo constituye la reflexión sobre el juego infantil, de modo que su comprensión nos ayudará a desarrollar nuestro trabajo en el aula de una manera mucho más efectiva. Pedagogos y psicólogos reiteran una y otra vez que el juego infantil es una actividad mental y física esencial que favorece el desarrollo del niño de forma integral y armoniosa.

http://www.colombiaaprende.edu.co/html/mediateca/1607/articles-105530_archivo.pdf

jueves, 9 de enero de 2014

Quien soy Yo




A esta pregunta voy a responder con una serie de afirmaciones. Soy un ser vivo compuesto de células. Un ser humano distinto a los otros con una realidad propia, un cuerpo, una personalidad y un alma. No hay otro como yo en todo el mundo, aunque hay millones y millones de seres humanos vivos, pero todos distintos a mí.


Yo soy parte de una familia. La familia de la que venimos, la familia que soñamos, la familia que creamos. Recordar que enraizado está nuestro nombre en nuestra conciencia, y que gran parte de nosotros es. Pero hay algo más.... 

Yo soy el resultado de mi educación. Pero también....

Yo soy el conjunto de mis pensamientos. Pero también....

Yo soy el conjunto de mis defectos. Pero además....

Yo soy mis rutinas. Todos tenemos una rutina que se hace parte de nosotros. Nuestra conexión habitual con ella nos hace difícil cambiarla. Es parte de nosotros. Pero hay algo más.... 

Yo soy un Contador. Una persona que hace un trabajo. Esta es una de las identificaciones más fuertes que tenemos. Fácilmente igualamos lo que hacemos para ganarnos la vida con lo que somos. Pasamos tanto tiempo en nuestros trabajos que nos convertimos en ellos. Yo soy un maestro, un estudiante, un Contador cuando en realidad yo soy una persona que enseña, que estudia, que organiza. aplica e interpreta Así es que hay en mí algo más que mi trabajo....

Yo soy alguien que aspira a una vida mejor. Todos los humanos aspiramos a la felicidad y a hacer un mundo mejor..

Yo soy un conjunto de valores.…

Yo soy amor..

Yo soy espíritu.....

Yo soy misterio.. Lo desconocido.
Cómo ser un mal profesor: 10 sencillos pasos para limitar la participación del alumno en clase

Utilizar preguntas cerradas o de respuesta determinada: cuidado con plantear preguntas abiertas ya que pueden generar respuestas inesperadas. Lo más cómodo para el docente es hacer preguntas que sólo tengan como respuesta sí o no, y que no permitan inferir o interpretar los contenidos de una manera diferente a la que piensa el profesor. De esta forma evitaremos estimular el pensamiento crítico.
Redirigir o contestar las preguntas lo antes posible: el tiempo de espera o pausa que utiliza el profesor al hacer una pregunta es crucial para recibir respuestas de los alumnos. Si no respondemos las preguntas o las redirigimos antes de que contesten los alumnos, corremos el riesgo de que los alumnos piensen por sí mismos y les acostumbremos a hacernos perder el tiempo con sus reflexiones.
Crear un ambiente inhibidor: cuidado con la forma de formular las oraciones. Si utilizamos la primera persona del plural los alumnos pueden sentirse integrados y robar el protagonismo al profesor (hoy voy a hablar…, en lugar de hoy vamos a hablar…) Puede ocurrir que si propiciamos el diálogo entre alumnos, éstos pueden tomar el poder en la clase y no dejar al profesor contar todo lo que sabe.
Juzgar las aportaciones: si el profesor le quita importancia a las aportaciones erróneas o inadecuadas, en lugar de castigar o reprochar dichas aportaciones, puede ser que los alumnos se sientan demasiado seguros y pongan en duda la capacidad del profesor. Si queremos que el alumno sienta amenaza sobre su imagen social o se sienta inseguro no hay más que ponerle en ridículo en cuanto intervenga con una aportación que no es del todo correcta.
No tener en cuenta la participación en la evaluación: a los alumnos ya les gusta interactuar. Si queremos reducir esto, es importante que tengamos más en cuenta el resultado final obtenido que la actitud de participación en clase. Valorar la actitud y la participación es demasiado complicado.
Tomar decisiones sin preguntar a los alumnos: las experiencias previas y la formación del profesor es mucho más cercano a la realidad que lo que piensen los alumnos. El hecho de pedirles a ellos su opinión sobre asuntos relativos a la decoración u organización de la clase o, aún peor, sobre las normas o hábitos de convivencia del grupo, puede hacerles pensar que ellos son los dueños de sus propios actos. El profesor perdería autoridad y poder y les daríamos pie a desarrollar sus propios intereses y no los intereses del profesor.
Fomentar el trabajo individual competitivo: si se organizan tareas en un solo grupo, en lugar de grupos reducidos o parejas, conseguiremos que sólo los más aptos participen, aumentando la autoestima del profesor. Cuando hagamos una pregunta, los alumnos tendrán una oportunidad de cada treinta (en grupos de ese número) para participar, lo cual reduce mucho las posibilidades de que los alumnos digan cosas tontas o creativas. Por otro lado, un ambiente competitivo en clase nos ayudaría a que los alumnos oculten la información a sus compañeros evitando que hablen y se distraigan entre ellos.
No realizar debates o role playing: los debates dan a los alumnos herramientas para rebatir o argumentar sus ideas. Imagina lo peligroso que puede ser esto para un profesor. Es más interesante que los alumnos acepten todo lo que se les diga sin poner en duda lo que se está diciendo.
Utilizar únicamente el libro de texto como recurso didáctico: el libro de texto es una herramienta ideal para conseguir que los alumnos no participen en el aula. Los ejercicios suelen ser cerrados y no permiten la improvisación o el desarrollo creativo. Debemos cuidar que los alumnos no se copien unos de otros para evitar que compartan el conocimiento y que enseñen unos a otros, ya que enseñar es el papel del profesor, no del alumno.
Evitar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación: el uso de herramientas digitales de aprendizaje puede hacer que los alumnos se impliquen en la creación de información y conocimiento, llegando incluso a saber más que el profesor sobre el tema a investigar. Para evitar esto, debemos limitar el uso de las TIC a proyectar vídeos o presentaciones de las editoriales. Buscar en internet o escribir un blog les da demasiada libertad.
Referencias
De la Herrán, A. (2009) Técnicas de enseñanza basadas en la exposición y la participación. En: J. Paredes y A. de la Herrán (coords.) Práctica de la Innovación Educativa. Madrid: Síntesis.
Morell, T. (2009) ¿Cómo podemos fomentar la participación en nuestras clases universitarias? Alicante: Marfil.

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