Planificar en educación es
plantear secuencial y
organizadamente los contenidos, metas y
propósitos de la enseñanza en un tiempo.
Para realizar la planificación escolar se deben responder al menos cuatro preguntas básicas,
según la visión del currículum de Ralph Tyler.
- ¿Qué aprendizaje se quiere que los alumnos logren?
(objetivos).
- ¿Mediante qué situaciones de aprendizaje podrá lograrse
dichos aprendizajes? (actividades).
- ¿Qué recursos se utilizará para ello? (recursos
didácticos).
- ¿Cómo evaluaré si efectivamente los alumnos han aprendido
dichos objetivos? (evaluación).
Existen distintas maneras de entender los objetivos, de
formularlos y secuenciarlos. El educador norteamericano Benjamín Bloom propone
ordenar los objetivos de aprendizaje siguiendo una taxonomía que los jerarquiza
de menor a mayor complejidad y nivel de abstracción. Este autor revisó y
organizó un amplio espectro de aprendizajes reuniéndolos en tres dominios: el
cognitivo, afectivo y el psicomotor.
Al aplicar dichos niveles taxonómicos a nuestros objetivos,
por ejemplo, revisando y comparando los verbos utilizados en la redacción de
nuestro objetivo, podremos organizarlos de un modo lógico y coherente.
Por otra parte, Robert Gagné, basándose en la teoría del
procesamiento de la información, nos entrega un marco de referencia para
organizar una planificación. Se trata de relacionar las etapas, los dominios (o
formas específicas de resultados del aprendizaje) y las condiciones del
aprendizaje. Mager entrega una de las perspectivas más completas con relación a
cómo redactar los objetivos.
Un objetivo educativo debe incluir cuatro elementos:
audiencia (quién), conducta o desempeño (qué), la condición (cómo) y el grado o
rango (cuánto).
Al definir las actividades de la planificación buscamos
generar las condiciones que hagan posible el aprendizaje de los objetivos de la
planificación. Y aunque no hay una sola manera de secuenciar las actividades
existe consenso en que es fundamental considerar una etapa inicial de
diagnóstico, nivelación y actualización de las conductas de entrada de los
alumnos; ello porque los conocimientos previos son un prerrequisito para que se
logren nuevos y significativos aprendizajes para los alumnos. Otras etapas de
las actividades son la adquisición de los nuevos conocimientos, su aplicación y
finalmente su evaluación.
Dos formas alternativas para planificar, evaluar y organizar
los contenidos de enseñanza son las desarrolladas por Novak y Growin (2): Los
mapas conceptuales y el diagrama UVE.
Los primeros ayudan a estudiantes y educadores a captar el
significado de los materiales que se van a aprender.
El diagrama UVE en tanto, es un método para ayudar a
estudiantes y educadores a profundizar en la estructura y el significado del
conocimiento que tratan de entender.
Ambas técnicas didácticas son de gran utilidad tanto para la
representación del contenido a enseñar, como para evaluar las conductas de
entrada de los alumnos y lo que se ha aprendido después de terminado el proceso
de enseñanza.
Finalmente resulta de interés resaltar el papel que las
nuevas tecnologías de la información están cumpliendo en la gestión del
conocimiento pedagógico.
Muchos establecimientos y profesores están optando por
digitalizar las planificaciones de clases con beneficios tales como: mejorar
así las opciones de reutilización de planificaciones anteriores; colaborar en
la construcción y reconstrucción de las planificaciones (por ejemplo en el
trabajo de departamentos), publicar las planificaciones para trasparentar a
alumnos y apoderados lo que se busca enseñar.
Publicado por Alba Jiménez de su blog
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